miércoles, 11 de noviembre de 2015

La mujer en la Segunda República Española

En la II República por primera vez se establecen derechos iguales para el hombre y la mujer. Hasta ese momento la mujer en España carecía de derechos políticos. Su papel era el de madre y esposa y había una clara división del trabajo. Los movimientos femeninos, más que feministas, se habían centrado en otorgar prestigio a la mujer dentro de sus roles, defender el derecho a la educación y la dignificación de los trabajos femeninos. A partir de la Segunda República se empieza a hablar del derecho a sufragio de las mujeres. Asociaciones creadas anteriormente como la Agrupación Nacional de Mujeres Españolas o la Cruzada de Mujeres Españolas habían reclamado los derechos políticos de la mujer. Posteriormente se creó por Clara Campoamor la Unión Republicana Femenina en la misma línea.
Mujeres votando en la Segunda República


Sin embargo, a la hora de conceder el voto a la mujer se planteó un conflicto curioso. Los partidos de izquierda y derecha sabían que el voto femenino iba a ser conservador, y en este sentido se movió la defensa del sufragio. Llama la atención que partidos de izquierdas defendieran el retraso en la concesión del voto, hasta que la mujer estuviera más preparada y apartada del confesionario. Por su parte, partidos como el Partido Agrario y la Liga Regionalista defendían el sufragio femenino. En la República había mujeres diputados como Victoria Kent, Clara Campoamor. Uno de los hitos del periodo republicano fue el debate entre estas dos mujerespor el voto. Clara Campoamor diputada del Partido Radical a favor del sufragio femenino y Victoria Kent del Partido Radical Socialista en contra. Campoamor pisoteó con sus argumentos a los contrarios y el voto femenino se concedió en 1931. Aunque, según el trabajo realizado para una exposición sobre la mujer en la guerra civil en Salamanca, lo que se hizo fue una instrumentalización del voto femenino más que integrarlas en la vida pública.
Mujer disparando

También la Constituciónrepublicana de diciembre de 1931 estableció la igualdad de derechos en el Artículo 25. Hubo cambios en el ámbito familiar con la aprobación de la ley del divorcio en 1932. La legislación estaba basada en la discriminación de la mujer. La mujer casada no tenía independencia ni económica ni social. Otra ley establecía la equivalencia salarial, la ley de jurados mixtos, pero en la práctica el trabajo de la mujer seguía peor remunerado. Además, seguían ejerciendo los mismos trabajos relacionados con el mundo femenino. También en la educación, hubo mejoras. Pero quedaba un campo muy difícil de conquistar, el de las mentalidades. 

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